“Equilibrio” es una palabra de moda. En los últimos tiempos se aplica a campos tan diferentes como la psicología, la alimentación y el interiorismo. Pero, ¿qué significa exactamente eso de que un ambiente sea equilibrado?
Entendemos como equilibrado aquel ambiente que resulta armónico en sus formas, colores y texturas y que, por tanto, transmite una sensación de reposo, de quietud.
Crear un ambiente que reúna esas características no es tarea fácil, ya que son muchos los factores que entran en juego. Por un lado, los muebles y objetos que lo componen deben ser equilibrados en sí mismos. Por otro, debe existir también una armonía entre todos ellos, para equilibrar el conjunto.
No se trata de lograr una simetría perfecta, sino de conseguir un balance entre las distintas partes que componen nuestro ambiente. Tampoco es cuestión de uniformizar todos los colores, formas o materiales, sino de buscar un conjunto en el que unos elementos y otros se complementen a la perfección.
¿Es necesario que todos los ambientes sean estrictamente equilibrados? Por supuesto que no. Crear espacios rompedores está a la orden del día. Pero, como en todas las artes, en el mundo del diseño, para romper una regla primero hay que conocerla muy bien.
Llevarlo a cabo requiere un sexto sentido y años de experiencia. En ello radica uno de los principales secretos de nuestro éxito.
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